Las aplicaciones móviles se convierten en un aliado más de los gobiernos para facilitar la transparencia, la participación ciudadana y el acceso a la información pública, siempre que su uso y diseño sea eficiente.
Existen casos de éxito en América Latina en los que las aplicaciones móviles gestionan desde peticiones, propuestas y denuncias ciudadanas, acompañadas de geolocalización, imágenes o videos, hasta abarcar funciones de observación en procesos electorales.
Por ejemplo, la app YoVeoVeo, de Ecuador, recibe denuncias sobre salud, transporte, educación y obras públicas; el usuario debe tomar una fotografía, acompañarla de una breve descripción y, mediante la app, registrar la geolocalización, clasificarla por área del gobierno competente y tema. Posteriormente, la denuncia se sube a la nube, donde la administración ecuatoriana la archiva, comprometiéndose a tomar acciones; además, el usuario puede darle seguimiento y comprobar si fue resuelta.
Mappe, de Colombia, es una herramienta móvil lanzada por el Consejo Nacional Electoral (CNE) y la Misión de Observación Electoral, donde el usuario solo necesita fotografiar y geolocalizar la propaganda de los partidos políticos para generar un mapa colaborativo que visualice la cantidad y tipo de publicidad usada en cada espacio, y así contribuir a la fiscalización de las campañas.